Quien desee revivir un clásico de los comienzos del cine, no puede dejar de ver Nosferatu (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens). Filmada por uno de los directores más influyentes del cine mudo, Friedrich W. Murnau, el mayor exponente del cine alemán de la década del 20.
Realizada en 1922, Nosferatu es una adaptación de la célebre novela Drácula de Bram Stoker. El estudio se negó a adquirir los derechos de autor, por lo que Murnau decidió hacer su propia versión de la novela. El resultado guarda gran similitud con la historia original de Stoker, pero algunos cambios fueron realizados.
El nombre de “Drácula” fue cambiado por el de “Nosferatu”, el Conde Drácula se cambio por el de Conde Orlok, Harker por Hutter, Mina por Ellen. Al igual que los nombres también se cambio el lugar, en vez de la Inglaterra victoriana se utilizó la Alemania de la posguerra.
Pese a las modificaciones hechas la viuda de Stoker demandó al estudio por haber violado los derechos y ganó el juicio. Así, el tribunal mandó a destruir todas las copias del filme, pero una pequeña cantidad de copias ya habían sido distribuidas por el mundo. Éstas permanecieron escondidas hasta la muerte de la viuda de Stoker.
Nosferatu está ambientada en una Alemania devastada y desmoralizada por la Primera Guerra Mundial haciendo parecer al vampiro una rata que conducía la plaga.
Caracterizado por el uso de los escenarios y la naturaleza como expresión emocional y lírica y un manejo psicológico de los personajes guiados por el fatalismo y el dramatismo. La cinta es una representante fiel del movimiento expresionista alemán que se desarrollo durante 1920.
A medida que pasaron los años se fueron haciendo más copias de la película (algunas con mejor calidad, otras con menos) pero tal fue la reputación que rodeó a la figura del vampiro, que hasta nuestros días es considerada una de las mejores películas del cine mudo.
La historia comienza con Thomas Hutter (Gustav von Wangenheim), un empleado de una compañía inmobiliaria de Wismark, Alemania, que vive tranquilamente con su esposa. Un día su jefe, Knock (Alexander Granach), le entrega una extraña carta con símbolos que proviene del excéntrico Conde Orlok (Max Schreck), quien desea comprar una casa en Wismark. Hutter es enviado a los Cárpatos para concretar la venta de la casa. Antes de su partida, Hutter, deja a su esposa Ellen (Greta Schroder) en la casa de su amigo Harding.
En el camino, Hutter se hospeda en una posada, pero al mencionar hacia donde se dirige todos los presentes se aterran de sólo escuchar el nombre del Conde ytratan de persuadirle para que no vaya. Pero el protagonista no se deja llevar por las viejas supersticiones y al día siguiente marcha hacia el castillo. Una vez allí, es recibido por el Conde Orlok quien lo invita con una cena, todo parece andar bien hasta que Thomas se corta el dedo y el Conde le quiere chupar la sangre, pero es detenido por el crucifijo que cuelga del cuello del joven. Al otro día se despierta y descubre dos heridas en el cuello que atribuye a los mosquitos.