By Khaleesi
Camelot es una de las apuestas fuertes del 2011 en lo que se refiere a series de drama/fantasía. Producida por la cadena norteamericana Starz (creadora de éxitos como The Tudors y Spartacus), emitió su primero capítulo de dos horas de duración el 25 de febrero de 2011. Su estreno recibió muy buenas críticas, especialmente por la buena calidad en cuanto a la recreación de la época y la actuación de los reconocidos Joseph Fiennes en el papel del mago Merlín y Eva Green como la malvada Morgana.
A pesar de su comienzo promisorio, con el pasar de los capítulos la serie no ha hecho más que hundirse en un pozo del que le costará salir, especialmente compitiendo con el nuevo éxito de HBO, Game of Thrones. Pero si la serie comenzó tan bien, entonces ¿dónde está el problema?
Para comenzar se puede decir que Jamie Campbell Bower en el papel de Arturo durante el primer capítulo, donde se explica cómo llega al trono, es bastante aceptable. Muestran a un joven campesino cuya vida tranquila cambia totalmente en el momento en el que el rey Uther Pendragon es asesinado. En entonces cuando un forastero, Merlín, llega a su pueblo para decirle que es el hijo ilegítimo del rey Uther y, por lo tanto, heredero del trono de Gran Bretaña. Lo que no es aceptable bajo ningún punto es seguir viendo a un actor con aspecto de púber interpretando al legendario rey Arturo. Quien haya estado a cargo del casting cometió un gran error, ya que a cualquier fanático de esta leyenda no le interesará ver capítulo tras capítulos los caprichos de un rey que hace primar su bienestar por sobre el del pueblo, que intenta sabotear el matrimonio de uno de sus más leales caballeros y que se pasea ridículamente por un castillo de Camelot lleno de moho con una capa hecha de pieles que parece estar a punto de dejarlo arrastrándose por el piso gracias a su diminuto cuerpo.
Otro papel fundamental en esta historia es el de Guinevere (Tamsin Egerton), la doncella de la que Arturo se enamora pero cuyo sentimiento no es correspondido, puesto que ella sólo ama a Lancelot. No hace falta ser fanático o un gran conocedor de esta historia para haber escuchado alguna vez sobre este famoso triángulo amoroso que termina en tragedia. Pero no hay que preocuparse, porque en esta versión de la historia Lancelot no existe, por lo que Guinevere seduce a Arturo estando comprometida con Leontes (Philip Winchester), quien vendría a ser será una suerte de Lancelot dentro de la serie. Acá es donde se inician las fatídicas incoherencias de la historia y comenzamos a ver a una insoportable Guinevere que sufre estando casada con Leontes, un hombre fuerte y noble que la ama─ no como el niño Arturo─ y pasa sus días cambiando sus peinados entre planchados de cabello o algún brushing digno de las mejores épocas de los ’80 cual groupie de Mötley Crüe.
Algunas escenas de Morgana logran salvar los capítulos, aunque la idea de verla a ella teniendo relaciones extrañas con lobos puede generar cierta disturbia mental. Por otro lado, vemos crecer la relación entre Merlín e Igraine (Claire Forlani), la madre biológica de Arturo que tuvo que entregarlo apenas nació. Si estamos viendo una serie que debe retratar, además de la leyenda de Camelot, un amor tan famoso como el de Arturo, Guinevere y Lancelot, y en lugar de interesarnos por ellos deseamos saber solamente el desarrollo de la pareja formada entre Merlín e Igraine, entonces tal vez ALGO MALO tiene la serie.
Todavía no se sabe nada sobre la realización de una segunda temporada Camelot, aunque si la productora desea subir el nivel de audiencia tendrá que hacer cambios drásticos tanto en la historia como en el elenco. Una lástima que una serie que prometía tanto se haya convertido en una sátira de la historia tan mala que ni siquiera pueda compararse con una comedia de Mel Brooks.