Para quienes todavía no salimos del asombro, ayer por la noche Game of Thrones emitió su final de temporada con un capítulo que rozó los 70 minutos de duración. Con un comienzo bomba y un final que nos dejó boquiabiertos, vamos a repasar lo glorioso que fue The Winds of Winter.
Game of Thrones ya venía de una semana épica tras la emisión de The Battle of the Bastards, el crudo y violento enfrentamiento entre los Bolton y los Starks, que les dio la victoria a estos últimos. Lo que les permitió recuperar su poderío en Winterfell y borrar al sádico de Ramsey Bolton del mapa de Westeros para siempre.
Sin lugar a dudas, The Battle of the Bastards fue el capítulo más épico de toda la serie, traspasando los límites de la televisión, y hasta los del cine por su calidad y puesta en escena. Pero lo que sucedió anoche con The Winds of Winter, elevó el programa a un nuevo nivel.
Este show no se caracteriza por ser predecible. Lo único seguro que tiene es la muerte. Los fanáticos de la saga y el show saben que en cualquier momento cualquier personaje puede pasar a mejor vida. Y anoche no fue la excepción.
A lo largo de la sexta temporada la trama de King’s Landing parecía con el rumbo un tanto alterado. No hubo mucha acción a excepción de algunas escenas. Pero no era muy difícil intuir que esa calma y pasividad eran lo que antecede a la tormenta.
En algún momento, el personaje de Cersei Lannister (Lena Headey) eligió el camino de la violencia. Y fue precisamente por esos medios violentos que Cersei logró su cometido, su venganza. Esperando a ser juzgada, luego de las humillaciones sufridas en la temporada anterior, la Reina Madre arremetió contra todo aquello que amenazaba, no solo su vida, sino el mismísimo poder que ella y su familia tuvieron durante tanto tiempo.
Por su puesto no sin el costo de perder a su último hijo, el rey Tommen (Dean-Charles Chapman). Quien luego del suceso que acabo con la fe militante, sus seguidores y con los últimos descendientes de la casa Tyrell, incluida Margaery (Natalie Dormer), decidió acabar con su propia vida. Este suceso no impidió a Cersei coronarse como la nueva reina, demostrando que su locura no tiene límites y que aún no hemos visto lo peor de ella.
Tras su alianza con los Greyjoy, Daenerys Targaryen (Emilia Clarke) finalmente prepara sus barcos, ejército y dragones para zarpar rumbo a Westeros y así reclamar el trono que tanto le pertenece. Antes de dejar la ciudad de Meereen, la Madre de Dragones se encargó de dejarle claro a Daario Naharis (Michiel Huisman)que no vendría con ella, a pesar de que él le declarara su amor y fidelidad. Alguien que sí seguirá al lado de khaleesi, guiándola y aconsejándola será Tyrion (Peter Dinklage), que por anticipado se ganó el título de ‘Mano de la Reina’.
De regreso en Winterfell, Jon Snow (Kit Harington) y Sansa (Sophie Turner) comienzan a evaluar el panorama en el Norte. La relación entre Sansa y Jon nunca fue de los mejor, y todavía debe mejorar. Jon sabe que el reciente triunfo se lo debe a Sansa, gracias a las negociaciones de esta con Littlefinger (Aiden Gillen).
Es increíble la evolución que ha experimentado Sansa en la historia. Pasó de ser una inocente y crédula joven a ser una mujer inteligente y segura de sí misma. Ahora que ha recuperado su lugar en Winterfell y a su hermano, deberá aprender a confiar en él para poder gobernar y hacer frente a lo que se avecina.
En este mismo lugar somos testigos de la llegada del invierno, vaticinada por Ned Stark en la primera temporada de la serie con ese «winter is coming» que tan popular se volvió con el correr de los años.
No hay dudas que la temporada 6 fue la temporada de los Starks. No solo volvieron a reunirse algunos de los supervivientes de esta familia destrozada, sino que lograron recuperar su hogar con dignidad y valentía. Promediando el episodio final, las casas del norte mostraron su lealtad y proclamaron a Jon Snow como el verdadero King in the North, realzando aún más el protagonismo de este personaje.
Jon Snow ha tenido una gran temporada. Luego de su inesperada y shockeante muerte en manos de la guardia de la noche, Snow regresó de la muerte para probar que su guardia aún no termina. A pesar de haber renunciado a su puesto de Lord Comandante en El Muro, Jon Snow es un líder nato. Un hombre valiente que está dispuesto a sacrificarse por su hogar y su gente. Pero lo que Jon Snow aún no sabe, es que su destino tiene un por qué, y eso fue precisamente lo que el show confirmó en el día de ayer.
Gracias a una nueva intervención de Bran Stak (Isaac Hempstead Wright), el nuevo Cuervo de Tres Ojos, pudo completar aquella escena en la que un joven Ned Stark está a punto de entrar en una torre donde está su hermana Lyanna. Allí, se confirma de una vez por todas aquella teoría elaborada por los fanáticos: R+L=J. En otras palabras, Jon Snow es hijo de Lyanna Stark y Rhegar Targaryen. Podríamos decir que Jon Snow representa la Canción de Hielo y Fuego, los elementos que representan a cada una de las casas. Por todo esto, al joven Snow aún le queda bastante por delante.
Claro que el capítulo de anoche tuvo varias historias más. En Dorne, las ignoradas y desaprovechadas Serpientes de Arena ya planean su venganza contra los Lannisters junto a Lady Olenna Tyrell (Diana Rigg). En Riverrun, Walder Frey festeja junto a Jaime Lannister (Nikolaj Coster-Waldau), aunque la celebración no le durará mucho al encontrarse con la filosa venganza de Arya Stark (Maisie Williams), quien ya maneja el cambio de rostros como una profesional. Sam y Gilly ya están en la ciudad de Antigua, camino a convertirse en Maester de la ciudadela.
Game of Thrones jugó su mejor carta, la de sorpresa y espanto. Sabemos que el show funciona a la perfección cuando no hay tantas tramas en juego, pero como es habitual, la cantidad de personajes y lugares exceden a las posibilidades del show. Y como suele suceder en los finales, se vuelve necesario hacer un repaso por todos y cada uno de ellos.
La sexta temporada de Game of Thrones ha probado ser una de las mejores. Con un ritmo lento y acompasado, supo inyectar acción cuando fue necesario y supo mantener la calma cuando la situación lo requería. Ya no estamos lejos del final de la serie. El tablero está armado, las piezas clave ya están en su lugar y todavía queda una jugada final por hacer.
La guerra entre los vivos y los muertos está a un paso de concretarse, pero no bastará con un norte unido para derrotar a los White Walkers. Daenerys va dispuesta a sentarse en el trono de hierro, pero los Lannisters lo defenderán con uñas y dientes antes de permitir que eso suceda. La intriga por saber cómo sigue esta historia seguirá, pero la espera recién comienza.