Película: The Artist (El Artista)
Director: Michel Hazanavicius
Guión: Michel Hazanavicius
Reparto: Jean Dujardin, Bérénice Bejo, James Cromwell, John Goodman, Penelope Ann Miller, Missi Pyle, Malcolm McDowell, Joel Murray, Ed Lauter, Beth Grant, Bitsie Tulloch, Ken Davitian, Bill Fagerbakke, Katie Nisa
La añoranza y el recuerdo de los días pasados parecen haberse apoderado de Hollywood. Desde su temprano debut en el Festival de Cannes a comienzos del año pasado, El Artista no ha parado de recibir elogios, premios y más elogios y alabanzas por parte de los críticos.
Todos sabemos que desde sus comienzos, el cine fue mudo y en blanco y negro pero eso nunca le quitó la gran cualidad de poder contar historias, y a pesar de los innumerables adelantos que han tenido lugar en el ámbito fílmico, sigue teniendo esa maravillosa capacidad de transportarnos a otro mundo, o a otra realidad, y eso es precisamente lo que el director francés Michel Hazanavicius ha logrado con El Artista.
Hazanavicius nos transporta al año 1927, en el que el actor George Valentin (Jean Dujardin) es una admirada estrella del cine mudo, con el semblante y carisma de los galanes de antaño. El público lo adora, y él sabe cómo entretener a su audiencia. Su marca registrada es la de aparecer en la pantalla grande junto a su adorable perro Uggie. En el momento en que comienza la película, Valentine se encuentra en la cima de su carrera, lo vemos en el estreno de su nuevo filme en el que interpreta al héroe. A la salida del cine una gran multitud aguarda al actor entre gritos y empujones, de los cuales asoma una joven que aprovecha la ocasión y termina besando a Valentine, para el deleite de todos los fotógrafos presentes.
La joven es Peppy Miller (Bérénice Bejo), una entusiasta mujer que aspira a convertirse en actriz, y logra impresionar al productor Al Zimmer (Jonh Goodman) y a todo su equipo. A partir de este momento ya se podrán imaginar cómo sigue la historia. Por si fuera poco, nos encontramos en el momento en el que se produce el advenimiento del cine sonoro, lo que lleva a Peppy Miller, de a poco, a ser lanzada al estrellato, mientras que George Valentine comienza a ver como todo su mundo se derrumba en un abrir y cerrar de ojos. De pronto se ve sumido en la ruina total, entra en bancarrota, su poco encantadora esposa lo deja, los productores lo rechazan, y todo lo que le queda es su fiel compañero Uggie, y su servicial chofer (James Cromwell) quienes no se apartan de su lado.
Hasta aquí les introduje parte de la trama de la película, a grandes rasgos puede resultar simple o poco atractiva pero no lo es en lo más mínimo. El Artista es entretenida, con números musicales, con algunos momentos graciosos, y hasta con algunas escenas dramáticas que pueden llegar a ser conmovedoras. Pero más sin lugar a dudas lo que más mérito se lleva son las actuaciones, y la labor realizada por Hazanavicius.
El lenguaje en el cine es imprescindible, y desde que el cine sonoro hizo su aparición el dialogo se ha convertido en un elemento infaltable en todas las producciones cinematográficas, a la vez que en una herramienta muy poderosa para los actores y actrices que buscan dar vida a sus personajes. Pero aquí, en esta cinta, no hay diálogos y éstos tampoco se vuelven imprescindibles, ya que la historia cuadra de principio a fin sin necesidad alguna de emitir palabra. Pero como comentaba antes, son las actuaciones las que se roban la película.
Bérénice Bejo, la actriz nacida en Argentina pero que vivió toda su vida e hizo su carrera en Francia, interpreta a la risueña Peppy Miller. Una joven que desea convertirse en actriz y que no teme a los desafíos. Posee la gracia y la belleza de las actrices de la época dorada del cine, la cámara la adora y lo sabe.
Y por otro lado, tenemos a Jean Dujardin, quien interpreta al actor George Valentine. Qué se puede decir de Dujardin: él es el artista. Su actuación es magnífica, la emotividad y pasión que le pone al papel es única. La expresividad en su rostro, el hecho de no poder expresarse con palabras pero de todas maneras lograrlo, demuestra lo talentoso que es. Y aquí hago un paréntesis y digo, si la Academia no le da el Oscar a Mejor Actor, van a quedar a la vista los intereses que hay de por medio. Por supuesto no dudo de la capacidad de los otros actores nominados dentro de la categoría, pero sin dudas Dujardin los supera.
Volviendo a la película. Visualmente es impecable, la fotografía es excelente, los contrastes y la iluminación. La forma en la que han logrado recrear y captar el glamour de Hollywood de los años 30, la puesta en escena con los espacios, las vestimentas, la utilería, todo ha sido reconstruido a la perfección. La música también merece una mención especial. La banda sonora realizada por el compositor Ludovic Bource acompaña cada escena, cada situación al ritmo de melodías de jazz que terminan de adornar la atmósfera en cada una de las situaciones. Matizando los momentos de mayor tensión, y animando los más relajados.
En fin, esto es lo que ha logrado Hazanavocius, trasladar a la pantalla grande una historia que por momentos es comedia, por momentos drama, pero que sobre todo es una historia de amor. Una historia de amor entre dos personas, que no cae en romanticismos excesivos pero que intenta ser apasionada al mismo tiempo. Y si se preguntan qué es lo que la ha hecho tan exitosa. Simplemente el hecho de que es una historia de amor, una historia de amor al cine, al arte. Una forma de rendirle homenaje a un pasado que nos parece tan lejano pero que en definitiva existió. Y personalmente creo que el hecho de que, hoy en día que nos encontramos en la era del cine digital, 3D, con grandes producciones y puestas en escena, el poder hacer una película así, muda en blanco y negro, nos demuestra que el cine es un medio para contar historias, y ese es el punto. No importa cómo y qué técnica se utilice, lo que importa es qué es lo que se cuenta.